sábado, 30 de mayo de 2009

lunes, 22 de septiembre de 2008

29ª TRAVESSA MATAGALLS - MONTSERRAT (Mm 2008)


Se aproxima el gran día, después de tan solo un mes de preparación iba a afrontar la travesía de Matagalls a Montserrat en su 29ª edición.

1. Génesis
La travesía Matagalls – Montserrat es una prueba no competitiva de resistencia por caminos de montaña, cuyo objetivo originario es ir a pie desde la cima de Matagalls (1.699 metros), en el macizo del Montseny, a la plaza del Santuario de Montserrat (709 metros) en menos de 24 horas. Desde hace unos 10 años, el punto de salida se ha modificado sustancialmente, partiendo desde el aparcamiento de Coll Formic (1.145 metros), al pie de Matagalls, perteneciente al municipio de El Brull. Es hecho vino a preservar el entorno natural del Parque Natural del Montseny, dada la afluencia de participantes (unos 3.000 aproximadamente).

La travesía se instituyó en memoria de Jaume Oliveras, sacerdote que fue uno de los pioneros de la escalada en Cataluña, y precursor de la misma en 1904. Su primera edición se realizó en 1972, repitiéndose bienalmente hasta 1989 cuando pasó a realizarse anualmente. El presente año, a más a más, la prueba es puntuable para la 11ª Copa Catalana de Caminatas de Resistencia de la FEEC, con 15 puntos. Esto provoca que en la salida se respire un aire competitivo bastante más fiero de lo popular que fue en su origen. El recorrido de este año tiene una distancia de 83.400 metros y un desnivel acumulado de 5.980 metros.


2. Objetivos
La idea de participar en este evento surgió a finales de agosto de este mismo año, cuando tras la compra del ejemplar de SPORT LIFE de agosto, se referenciaba en un artículo de este. Este verano, por diversos motivos ha sido un verano bastante nefasto en salidas montañeras. Si bien a principios teníamos intención de apretar bastante y asaltar bastantes cimas del pirineo, entre mis estudios, el cierre del gimnasio y el mal tiempo, al final han sido pocas las salidas. Desde que se me ocurrió la idea, mi intención era participar con Uri e intentar ambos este difícil reto. Uri, había participado en la Reus – Prades que ostentaba unos 50 kilómetros de distancia. Mi sorpresa fue la negativa a mi propuesta, cosa que trastornó bastante mi planteamiento inicial. Afrontar esta experiencia por primera vez, sin haber participado en una prueba similar, con una precaria preparación física, y encima en solitario, eran demasiados hándicaps a superar con tampoco tiempo de margen.

Aún así, y dado la magnitud del reto que me planteé en su momento, no quise desaprovechar la ocasión de participar en la Mm 2008, porque ¿quién sabe lo que pasará el año viene?. Aún así, no me planteo la necesidad imperiosa de acabarla, sino como una vivencia excepcional y un reto personal tanto físico como psicológico.

3. Preparación
A partir de ese momento, procedo a la inscripción y a la preparación que consistiría en unas 4 semanas hasta dicha prueba. Lo que tampoco pretendía era sobrecargarme de kilómetros, y que esto fuera contraproducente para mi tono físico. Mi rutina consistiría en 2 sesiones diarias de poco peso, para optimizar mi acondicionamiento. La primera, en el gimnasio, con la concurrencia de ejercicios de musculación, cinta, spinning, y elíptica. La segunda, consistiría en ir a andar por la playa provisto de los palos de trekking, para coger técnica con estos y preparar la musculatura del tren superior para el movimiento continuo que el porte de estos significará en la travesía. A más los 2 fines de semana anteriores a la prueba, aprovecho para hacer salidas al monte y de este modo preparar las cuestas “in situ”: el primer fin de semana “les Gubies del Parrisal”; y el segundo, una travesía por Els Ports. De esta forma me planto en la semana previa al acontecimiento. Con ella, nervios, ansiedad y unas pequeñas molestias en las rodillas que me empieza a preocupar. La última semana de entreno es muy suave, con el jueves y el viernes de relax. Aún así, el dolor de las rodillas no cesa.

4. La cita
Después de una semana de desasosiego, ya he logrado definir lo que voy y lo que no voy a portar en la mochila. El sábado me levanto y me voy a Torredembarra para dejar el coche en casa de mis padres y coger el tren desde allí a Barcelona. Una vez en Barcelona coincido con Alvaro, quien gracias a su amable colaboración he conseguido que me realice la inscripción, y en nuestro encuentro me proporcionaría todo lo necesario para mi participación. Este se produciría en la Plaza Joanic, desde donde salen los autobuses de la organización en dirección a Collformic. Antes de partir nos comemos un buen bocadillo y departimos sobre lo acontecido en las últimas semanas. Por los alrededores no dejan de circular participantes de la prueba que como yo deben coger el autobús. Observándolos caemos en la diferencia de peso que llevo en comparación al resto. Mi mochila es de aproximadamente 30 litros llena hasta arriba, la mayoría la llevan de cómo máximo 17 y no llena del todo. Me comienzo a asustar, y de nuevo, gracias a la ayuda de Alvaro vacio un poco la mochila para liberarme de peso. Aún así, sigo llevando mucho peso, pero como iba a ser una jornada larga prefiero no echar nada en falta. Es en estos momentos cuando se puede afirmar la inexperiencia de uno, “LA EXPERIENCIA ES UN GRADO”, y en este caso, algo muy importante.

Sobre las 14:30 salen los autobuses, dentro de estos se podía respirar un ambiente de lo más competitivo. Que si participantes de maratones, media maratones, “x” número de participaciones en la prueba, bajar de 15 horas, etc. En un cuarto de hora, me coge una depresión “de camello”, porque me puedo dar cuenta que mi nivel es infinitamente inferior al resto. Para no desconcentrarme, desconecto y confío en mi fortaleza mental para superar este reto en contra de mis carencias físicas. Tengo las piernas engarrotadas, y no dejo de pensar en el dolor de rodillas que no cesa pese a los estiramientos. Seguramente serán los nervios. Al salir de la autopista, el “autobusero” se equivoca y va en dirección Sant Celoni, suerte que un compañero anda rápido y lo avisa inmediatamente. Suerte que yo salgo casi a las 19:00 horas, no debo preocuparme. Cuando estamos cerca de Coll Formic, se palpa el caos circulatorio. No hay sitio para todos y los Mossos ya nos hacen bajar. Casi mejor, así estiramos las piernas.

Una vez en el parking, ya se puede ver la salida. Está en una explanada sobre la carretera, formando una grada repleta por los participantes que van a hacer frente a esta prueba.

Aquí empieza lo más duro, más de dos horas de espera hasta la hora de salida. El que hacer durante este tiempo, se convierte en un duro trago: vendajes, repaso de la ruta, planificación de las paradas, posibles tramos complicados, ritmo de carrera, etc. Los nervios siguen latentes, y desgraciadamente se concentran en los focos de dolor (espalda y rodillas). Espero que los ibuprofenos cumplan con su tarea. Durante el periodo de espera, surgen conversaciones con otras personas que se encuentran esperando como yo, entre ellos un chico que casualmente sale a la misma hora que yo. Encima también es la primera vez que hace algo similar, con lo que compartiríamos los primeros tramos de la prueba.

Ya empiezan a salir los primeros grupos, debido al gran número de participantes la organización ha establecido la salida en grupos de 30 cada minuto desde las 17:30 a las 19:15. La tensión fluye en el ambiente, los nervios afloran y todo el mundo espera con ansiedad su momento. Los privilegiados que salen en primer lugar, son los mas veteranos, un honor más que ganado por estos dinosaurios de la montaña (ojalá yo llegue a su edad en estas condiciones, que envidia más sana les tengo).


Llega mi turno, nos ponemos en la interminable cola. Primero se pasa un filtro donde se debe presentar la tarjeta de control y desde este se pasa en el minuto que se tiene asignado en la salida. Durante este minuto, se pasa por el lector de la salida la tarjeta de control por el código de barras… EN MARCHA!!!!!!!!!

Nada más salir estoy muy tenso, durante toda la zona del Pla de la Calma intento seguir un ritmo ligero que me permita guardar fuerzas. Pero no me acabo de sentirme cómodo. He estudiado el perfil y este primer tramo es un muy plano, acabando en una bajada de fuerte desnivel (800 metros) con final en Aiguafreda. Aún así decido no forzar y ando todo el rato, cogiendo el ritmo de otros corredores. El primer control, es un embudo infernal, y casi sin darme cuenta nos encontramos ya en Aiguafreda. Hasta aquí he llegado con el compañero que estuve conversando antes de la salida. Al salir de Aiguafreda, ya esperaba la cuesta que nos llevaría al segundo control. Ya he perdido al compañero, y las fuerzas empiezan a flaquearme. No me siento bien y decido dar pasos cortos para ir cogiendo el ritmo de forma progresiva. A los 15 minutos, la cuesta es considerable y parece no terminar. Suerte que es una pista y puedes coger el ritmo fácilmente. Pese al sufrimiento, diviso un tipo el cual lleva un ritmo que me puede servir para llegar hasta el Pla de la Garga. Voy con la imagen fija, ya que hace un momento he mirado hacia arriba y la cuesta parece no acabar, la imagen es inigualable, parece que la montaña se ha llenado de luciérnagas. Me pasa multitud de gente y no logro recuperarme, es momento de sufrir, apretar los dientes y llegar como sea hasta el avituallamiento, donde tenía planificada mi primera parada (22 kilómetros aproximadamente). Mis peores augurios se confirman: el dolor de espalda se agrava, y noto el excesivo peso con el que cargo (se me está clavando el botiquín en el dorsal). Me preparo psicológicamente, “hay que aguantar como sea 10 horas, una retirada antes es un fracaso para mi, ya que no tengo excusa para finalizar puesto que he hecho rutas de esta duración”. A partir de ahí veré lo que hago.

Primer avituallamiento, “soy un pardillo” no se para donde ir, que hacer, ¿sólido, liquido? Tampoco me quiero detener demasiado, pese a ello, hay mucha cola y estoy lento, bebo un caldo caliente y me como un par de limones. Más adelante veo un camión cisterna del que cojo agua, miro nuevamente el plano y veo a lo que me voy a afrontar ahora. Parece que ahora viene un tramo más discontinuo pero sin ninguna pendiente fuerte, veamos cómo reacciona el cuerpo. Por último, me cambio de calcetines estiro un par de minutos y para adelante. Parece que me encuentro algo mejor, me acoplo de nuevo a un grupo bastante distendido el cual va contando chistes, esto es positivo y me da algo de moral. Mi cuerpo ha evolucionado adecuadamente. Pese a no estar muy bien, me noto mejor, sobre todo en las subidas. El suelo está resbaladizo y en las bajadas es difícil no resbalar en alguna ocasión. Francamente estoy mejor, pero el exceso de peso me está haciendo pensar cómo debo desprenderme de él, ¿llegaré hasta Vacarisses para pedir ayuda a mi hermana?, “mis cuentas me obligan a llegar prácticamente hasta allí, aunque sea arrastrándome”. Este es mi nuevo objetivo. Es imposible quedarme antes puesto que la combinación seria una “jugarreta” para quien tuviera que venir a buscarme. “HAY QUE LLEGAR HASTA VACARISSES”, y allí miraré como estoy para seguir.


Ahora empieza a llover, suerte que el GORE de Uri va de maravilla y me mantiene en calor. Ya me pesa hasta el frontal, pero por no parar no cojo ni una barrita de la mochila. Menos mal que entrené duramente por la playa con los palos y su técnica de utilización (cambiando de posición constantemente para que no se carguen los hombros y el trapecio). Kilometro 35, psicológicamente estoy bastante mal, no pasan los kilómetros y empiezo a creer que el GPS va mal. Es un espejismo. Llamo a Anna para distraerme un poco, hablar con el móvil y andar a un ritmo ligero no es fácil. Mi conversación con ella me hace coger nuevas fuerzas, y tiro de coraje con el objetivo de las 10 horas (aquí evaluaríamos mi estado). Siguen sin pasar los kilómetros, y llegamos a un tramo de leves desniveles en el que me cuesta mantener el ritmo de carrera. Vuelvo a la sucia táctica de ponerme a rueda de alguien (es una buena forma de distraerte, y de estar atento para no dormirte). Así llego hasta Sant Llorenç de Savall, 45 kilómetros. Este es el segundo punto donde tengo previsto pararme. Aquí la gente empieza a flaquear, veo alguno fundido, lesionados, desmotivados, es curioso la poca previsión que tienen algunos preparando la prueba, ¿o soy yo demasiado previsor? Me tumbo en una acera y empieza a llover fuerte, voy a coger algo de comida, pero la combinación pollo – atún me hace desistir. Me decido por algo de chocolate, limones y una Coca-Cola (pedazo de menú de deportista, jejeje). Vuelvo a la acera donde había dejado mis bártulos y empieza a llover más fuerte. Me pongo la capucha, me seco los pies, me cambio de calcetines, y el esparadrapo de las rodillas (no se como leches me he hecho un refregón en la rodilla derecha, “el piloto automático tiene estas cosas”). Estiro los “isquios” y me miro de nuevo el mapa. Veo una ambulancia en la que resulta que están haciendo masajes, MEJOR NO… Como me toquen ya no sigo… Cojo el buff, y salgo rápidamente antes de que coja más frio. Muchísima gente se queda parada atrás, y no logro divisar a nadie. Esta vez voy solo. A los pocos metros un grupo de dos chicas, a las que sigo ya que no tengo ni idea de por donde va el camino. Seguimos una pista, al cabo de 1 kilometro nos empiezan a gritar desde abajo, ¡MIERDA, NOS HEMOS EQUIVOCADO! Suerte que nos han avisado si no seguimos hasta el infinito. Ya he hecho 2 kilómetros de gratis, ¡QUE BIEN, COMO VOY TAN SOBRADO! (esta admiración es pura ironía). Empieza una pequeña subida, estoy impresionado como he vuelto a recuperar, empiezo a creer en mi llegada si sigue el mal tiempo, no me imagino cargando con la ropa mojada en la mochila y subiendo con un sol desgarrador los 600 metros de desnivel finales hasta el Monasterio. Lo siguiente a afrontar es un tramo rompe-piernas con pequeñas subidas y bajadas, donde es difícil mantener un ritmo constante, esto es agotador psicológicamente. Aguantar ahora es primordial, para ello bajo el ritmo y apreto los dientes para recuperarme muscularmente. Bajada a las Arenas, y de nuevo una subida bastante fuerte el Coll de la Grua. Ahora ya solo miro el suelo, y “a piñon fijo”. La media la calculo a 5 km/h en carrera, a un ritmo moderado concentrándome donde ilumina mi frontal y poco más. Los grupos ahora van muy sesgados, y el ritmo es más individual. El camino discurre por pistas, cosa que facilita un ritmo continuo en la subida. Es larga, pero no muy empinada, ¡¡¡VAMOSSSSSSS!!!

Tras bajar a la riera, ahora empieza lo más “jodido”, y lo que va a dictaminar mi finalización o no. Se trata de la subida de la Serra de l’Obac. Sin duda la parte más empinada de toda la travesía en la que en ocasiones prácticamente deberemos utilizar las manos. Mi técnica con los palos de trekking me facilita la labor, y gracias a caminar a “cuatro patas” avanzo rápido (me siento fuerte). La subida parece no acabar nunca. Un descanso, y otra fuerte rampa. Cada vez tengo mejor ritmo, la gente (ingenuamente) se colocan a “rebufo” de mi, y me siguen cuesta arriba. Las marcas están muy separadas, y en ocasiones me parece equivocarme de trazado. Me giro para verificar que voy correctamente al compañero, y resulta que este me sigue porque no tiene ni idea por donde va, ¡VAMOS APAÑADOS! Vamos prácticamente solos, y me entra el pánico, “como me haya equivocado me muero”, medio kilómetro más adelante encuentro las marcas rojas y verdes, ¡MILAGRO! Ya estoy arriba, ahora hay de descender levemente para topar con el control 7. El fuerte ritmo impuesto en la subida me está pasando factura. Mi cuerpo quiere parar, pero no lo voy a hacer hasta el 69 (como dicta el planning). Los 5 kilómetros que separan a ambos controles se me hacen eternos (pese a realizarlo en una hora). Aquí se ha hecho la última criba, el que pasa este control con fuerzas, llega aunque sea gateando al Monasterio. Ya confío en mis posibilidades, y empiezo a pensar como voy a subir la parte final con tanta carga a mis espaldas. Está prácticamente descartado tener coche de apoyo, mi hermana no podrá llegar antes de las 16 horas, con lo que tendré que plantear otra posibilidad. Mi cabeza arde pensando, ¿escondo parte de la carga por el camino y la recojo a la vuelta?, ¿la dejo en un bar preguntando si me la pueden guardar?, etc. ¡¡¡ES ABSURDO!!! Me tengo que mentalizar de cargarlo hasta el final. Ahora voy fundido, cuento los pasos hasta el 69, me falla todo, solo rezo para que me recupere en esta última parada (la haré en el control 8, ya que el avituallamiento del 71 seguro que está abarrotado). El último cartucho está en juego, tengo la absurda idea de cambiarme el vendaje de esparadrapo del pie derecho (gracias a esto tengo una llaga – herida en el dedo del pie en que me cambié el vendaje que se infecta cada día, UN LUJO!!!!). Guardo el frontal, que por no parar todavía no me había quitado, me quito el GORE y me cambio de camiseta. Bebo un poco de agua, el "camel" se ha quedado seco, MEJOR MENOS PESO. Ahora solo llenaré la botella de agua. Me cambio todos los vendajes menos el del pie izquierdo, (el pie que más dignamente ha sobrevivido), GRAVE ERROR, y salgo escopeteado para no perder demasiado tiempo. El recurso de colocar la botella en la parte superior de la mochila, resulta ser poco efectivo. Se me cae en varias ocasiones y tengo que parar para recogerla del suelo. Lo peor está pasado, ahora solo queda dosificar. Aunque mi afán competitivo ya empieza a divagar sobre el posible tiempo en que voy a parar el crono. Si mi previsión eran unas 21 horas (en caso de acabar), y ya bajar de las 20 seria “la leche” (dada la trayectoria previa), imagínate hacer 18, “un sueño, dadas las condiciones, mi inexperiencia y mi desconocimiento total de la prueba”. Con la meta de las 18, “ya no voy a para ni para mear”, el planteamiento es coger un ritmo continuo sin detenerme, y echar el resto en la subida al monasterio.

Muscularmente y de fondo sorprendentemente voy genial. Ahora... La rodilla derecha, me duele horrores y suerte a que me la he “encintado”, he logrado minimizar el dolor. La planta derecha del pie también me molesta y la espalda me da ligeros pinchazos. Así tendré que utilizar la técnica para progresar. No cargar toda la fuerza con la pierna derecha, y amortiguar con ambas piernas sin tensarlas al pisar. Por suerte, la rodilla al subir no me molesta excesivamente y el dolor se puede soportar. Francamente, ya no se por donde voy, y solo cuento los kilómetros que voy superando. Un poquito más y Vacarisses....

Parece mentira como alguien puede retirarse en este punto cuando ya queda tan poco sufrimiento. Este es uno de los puntos donde más gente abandona; bien por lesión, o por desmotivación. Veo mucha gente parada con la moral por los suelos, a lo lejos se ve la pared que forma Montserrat sobre Monistrol, “madre mía, y hay que subirla”... Ya no se puede parar “si abandono ahora me la corto, además ya he llamado a mi hermana y me pasaran a buscar en el Monasterio”. Extrañamente, y pese al dolor, cada vez estoy más fuerte. La parte moral juega un papel importantísimo. Después del control 9, me acoplo de nuevo a un par de “viejos” (lo digo cariñosamente) que literalmente “vuelan” sobre las piedras, y encima sin palos, ¡¡¡VAYA RODILLAS TIENEN LOS ANCIANOS!!! Antes de llegar a Monistrol paran a saludar una amiga. Esta claro que no tienen finalidades competitivas, por esto, les adelanto y ahora si me quedo solo. Tengo la garganta seca y según las indicaciones no hay ninguna fuente... pero.... ¡MILAGRO! Me topo con una en el camino... Aquí me cruzo con un chico que sale escopeteado, ¿será mi liebre? Me pego a él y subimos juntos desde Monistrol. Es alucinante pero aquí me encuentro gente llamando por el móvil para que vengan a buscarles, “joder, quien sabe si alguna vez volveréis ha estar aquí, solo faltan 5 kilómetros que afrontándolos con paciencia se superan en unas dos horas”. El compañero lleva un ritmo infernal, y se conoce el camino. Sin duda, es lo que necesito aunque me cueste seguirlo. Empieza a apretar el sol, y en pleno esfuerzo nos lo encontramos de cara. Ahora no hay vuelta atrás, me pongo “el machete entre los dientes y a la guerra”. Hay zonas bastante duras con continuos desniveles, en los cuales los palos juegan un papel primordial. Después un descanso, con otra zona más dura en la que prácticamente hay que utilizar las manos. Quedan pocas fuerzas, pero las ganas de llegar pueden con todo. Mi cabeza no deja de pensar en lo que todo el mundo llama como la pared psicológica de la parte final, “las escaleras”. La verdad es que la subida a la Serra del Obac bajo mi punto de vista, y hasta el momento, ha sido más dura. Esta te da algún descanso. Pierdo al compañero, lleva un ritmo demasiado fuerte. Ahora voy solo de nuevo, a un ritmo vivo que puedo seguir. El desnivel es importante y llevo casi una hora, ¿donde están las “putas” escaleras? Mi liebre se ha perdido y ya no lo diviso. Ya tengo enfrente las famosas “escaleras”, aunque su nombre ideal sería “escalones”, pues tienen unos 30cm de altura. Para librar este escollo sin dolores en la musculatura, es importante coger un ritmo que permita subir un escalón con cada pierna y de esta forma repartir la carga. ¡NO SE ACABAN LOS MALDITOS! ¡ESTOY HASTA LOS...! Veo gente que pasa, ¿ya estamos? Pues no, ¡MALDITA SEA, SON TURISTAS! Me vengo abajo, ahora tocan unas escaleras que pasan por bajo del mirador. La gente empieza a aplaudir a nuestra llegada. Si pudiera correr, os juro que lo haría... Acelero lo máximo que puedo, alcanzo al compañero que cogí en Monistrol. El tío se queda alucinado, ya que le he recuperado unos 300 metros, a eso que empezamos a hablar y seguimos juntos. Para mi sorpresa aparecen su mujer y su hija, y él se para. No se que hacer, seguir hacia adelante o esperarle. Mi dignidad me hace esperarle para premiarle por subir a esta sanguijuela “chupa sangre”. Perdemos mucho tiempo, pero lo importante es haber llegado compartiendo estos instantes juntos. Las escaleras las subimos despacio y ya llegamos al control final. ¡¡¡SI, SI, SI, SI......!!! Una alfombra roja y los aplausos de los presentes nos reciben, los jueces de la organización pasan la tarjeta de control y nos dan la enhorabuena. 18 horas y 8 minutos en mi crono, veremos en el de la organización. Me fijo en el cronometro y, ¡HEMOS SUBIDO DESDE MONISTROL EN 1 HORA! Si no me llego a parar hago un cuarto de hora menos (bajando de 18). ¡¡¡NO PROBLEM!!! La experiencia ya es infinitamente gratificante (ni por asomo pensaba hacer este tiempo dados mis condiciones previas a la travesía). El contacto humano, el límite físico, el control psicológico, son factores dignos de estudio sociológico en esta prueba, que naturalmente NO RECOMIENDO A NADIE jejeje. Es increíble como se supera la agonía, el esfuerzo, el cansancio, la sed, el dolor.... POR ILUSIÓN. No me quiero poner sentimental amigos. Pero ha sido una experiencia épica y difícil de resumir en este relato. Espero lo hayáis sentido muy cerca.



5. Agradecimientos
Desde aquí quiero agradecer a los que directa o indirectamente habéis colaborado en la consecución de esta hazaña. En primer lugar, agradecer a todos aquellos que no creíais en mi vuestra desconfianza. SI DE VERDAD!!! Porque eso me ha dado fuerzas para llegar, oyendo vuestras frases incrédulas, luchando en mi cabeza para vencerlas. Después a todos los que directamente habéis puesto vuestro “granito de arena” en este proyecto:
  • Alvaro: Sin él no hubiera participado. Con su sacrificio al realizar la inscripción, y recogiendo la documentación necesaria. Además de librarme de un peso, con el que sin duda no hubiera llegado hasta la meta. No tengo palabras, aquí dejo mi agradecimiento. Espero que la próxima aventura la podamos compartir juntos.
  • Uri: Escéptico y sin fe en mí, pero que me aprovisionó con su GORE y el GPS que me han ayudado enormemente en el transcurso de la prueba. Protegiéndome de la lluvia y guiándome en la oscuridad. Gracias compañero. La próxima que no estés NO TE LA PERDONO. Las sensaciones explicadas desde la distancia no saben igual.
  • Enric, Mari Luz y Marta: Mi coche de apoyo al final de la prueba. Cuando ya no puedes dar un paso, es indispensable el transporte. Gracias familia, sin vosotros tal vez no hubiera llegado a casa.
  • A la organización y sus voluntarios por tan exquisito comportamiento a lo largo de todo el recorrido, ENHORABUENA ha sido excepcional.
  • Y por último, a Anna. Vital en su apoyo emocional vía telefónica, mostrando todo su cariño en momentos de flaqueza durante la noche, y por aguantarme durante el proceso de preparación del evento. Días de entrenamiento, horas de expedición, días fuera de casa, GRACIAS DESDE MI CORAZÓN.


6. Consejos
Me ha parecido útil para su consulta la colocación de la información que pueda ser útil para aquellos que participan por primera vez en la MATAGALLS – MONTSERRAT, como ha sido mi caso. Sinceramente a mí me fue muy útil la lectura de infinidad de “reports” sobre la misma, para ver como debía afrontarla. Para ello, coloco aquí los puntos que bajo mi punto de vista son necesarios tener en cuenta.
  • Llevar la mochila llena no es un síntoma de prevención. Hay que llevar lo justo. Una capa que nos proteja para la lluvia y/o frío, frontal, "Camelbak" o sistema similar que nos permita beber sin tener que parar constantemente, 5 pares de calcetines de recambio, una camiseta de recambio, una camiseta térmica larga, esparadrapo, vaselina, betadine (por si acaso), y lo más importante para mí, los palos de trekking.
  • Observando los diversos sistemas de hidratación que se utilizaban en la prueba, me declino por el de las botellas que llevan un conducto similar al del "camelbak". El “camelbak” deja de ser efectivo cuando te quedas sin agua, ya que rellenarlo supone un problema si tienes la mochila llena por su dificultad de reposición. Las botellas se rellenan rápidamente, y lo mejor de lo mejor... Que la mochila tenga un departamento externo para colocarlas.
  • Hay que preparar previamente la prueba psicológicamente. Mentalizarse que va a durar más de 15 horas, e ir cumpliendo etapas en tramos de unos 20 kilómetros.
  • El vendaje con esparadrapo en los pies es crucial, debe practicarse anteriormente, para ver la colocación más conveniente. De igual forma, la vaselina por los dedos de los pies (nunca por las plantas), el talón, las ingles, los pezones y los sobacos, nos ayudaran a evitar el rozamiento con el paso de los kilómetros. Aún así, será inevitable la aparición de algún tipo de herida como consecuencia del paso de las horas. También resulta útil rodear la articulación de la rodilla, sobre los gemelos, para fortalecer una zona que sufre mucha tensión durante el transcurso de la prueba.
  • Si es la primera participación, es recomendable no correr hasta el final, reservando las articulaciones. Aunque es preferible dejarse llevar en las bajadas, sin frenar excesivamente, para no forzar las rodillas y los tobillos.
  • Recomiendo abiertamente practicar la técnica en la utilización de los palos de trekking, nos ayudará a combinar varias opciones de agarre que nos serán útiles. Es imposible mantener una misma posición 80 kilómetros, con lo que tendremos que varias entre 3 o 4 (andando o corriendo, y con y sin palos).
  • Por último, fortalecer las piernas haciendo ejercicios de musculación: sentadillas, buenos días, gemelos, cuadriceps, ejercicios de equilibrio, Multi-saltos, etc.

Espero le sirvan a alguien de ayuda, seguramente con la suma de experiencia varíen los criterios que debamos remarcar, pero estos son los que a mi parecer son los más importantes.

El resto de las fotos en: http://picasaweb.google.es/perdidosenelmonte/TravessaMatagallsMontserrat2008#

viernes, 19 de septiembre de 2008

Travesía pel Massís dels Ports: Estels del sud, tramo Paüls – Caro (L’Espina, 1.112 metros)


La finalidad de esta salida, en diferencia al resto, era para preparar la MATAGALLS – MONTSERRAT que tengo intención de correr el próximo 21 de septiembre, que se recorre en 83 km. La nota negativa, es que mi compañero expedicionario, Uri, no me acompañará en esta ocasión. Para colmo, me comunica que me dejará solo también en la Matagalls. Esto supone un estudio de la nueva situación, pues el participar en soledad requiere una preparación psicológica determinada.

Con tal fin, el viernes 12 de septiembre me enfundo la mochila y me dirijo de nuevo a la “quinta provincia” de Cataluña para hacer una travesía en solitario, como preparación al reto de finalizar la Mm 2008. En esta ocasión, accedo al Massís dels Ports por su vertiente catalana, concretamente en Paüls, población perteneciente al Baix Ebre.


1. Acceso
Desde Tarragona por la N-420 hasta Mora y desde allí seguimos la nacional dirección Xerta. En Xerta se coge un desvío a mano derecha, adentrándonos en la profundidad de las montañas. Una vez llegamos a Pauls, nada más llegar a la entrada de la población coger un camino asfaltado que sale a mano izquierda donde ya podemos apreciar marcas del Gr-7. Este camino nos dirige, siguiendo sus indicaciones hasta la ermita de Sant Roc, donde empezaría la travesía del día de hoy.

2. Datos generales
Lugar de salida: Ermita de Sant Roc, Paüls (Baix Ebre).
Cumbre: Espina (1.112 metros).
Desnivel teórico: 1.500 metros.
Distancia total: 22 kilómetros (tramo entero 22 km, 19 desde Pauls).
Tiempo real: 6 h 50’ (con descansos, paradas técnicas y reportaje fotográfico incluidos).
Integrantes del grupo: Manuel Morales (28 años).


3. Itinerario
El punto de partida de la travesía se ubica en la Ermita de Sant Roc (436 m). Junto a esta se encuentra el Área recreativa con el mismo nombre, situada en un bello entorno boscoso de pinos y encinas, con la ermita del mismo nombre en lo más alto. Como es habitual en mi, una vez aparco el coche y preparo los bártulos, busco un sitio romántico para colocar mi MOJÓN NATURAL (sobran las palabras).

Me pongo en marcha siguiendo las marcas del GR y las estrellas azules (que siguen la travesía integral dels estels del sud por el Massis dels Ports) al pequeño cuello d’En Guasc (483 m). Desde este se continúa por la vertiente izquierda y se abandona la pista para tomar un camino a la derecha (N). Tomando altura se llega a la parte alta de unos campos de árboles fruteros, aquí me encuentro con el primer conflicto. La pista está cerrada con una puerta y pierdo las marcas del GR. Después de dar varias vueltas, observo que al otro lado de la puerta siguen las marcas, por tanto debo saltar la valla por donde pueda lo antes posible. De esta forma accedo al campo, que en un principio me da respeto al pensar que puede ser una propiedad privada, pero evidentemente las marcas siguen por allí (713 m). Sigo subiendo por la parte alta de estos campos, hasta que se toma una pista que desciende por su izquierda en dirección (E) y que más adelante bordea, por la izquierda, el mas de Castillo. Desde aquí se prosigue pasando otra valla, esta para mi curiosidad se puede abrir y cerrar a gusto del usuario, con un escrito bien clarito para que se cerrara (luego averiguaría porque). Aquí ya empiezo a observar en el piso, rastros de un animal pesado, ¿sería un jabalí?



El paisaje se cierra en una tupida arboleda que me impide tener una panorámica de los alrededores hasta haber alcanzado el Coll del Salers (1052 m). En este punto conocería mi enemigo del día, el viento. Este es atronador, y a más la sensación térmica es muy baja. Empiezo a correr a buscar una parte en el camino que no esté tan a la intemperie, bajando hasta un torrente que se dirige hacia el norte. Poco después lo abandonamos, remontando el Canal de la Mantega.

A partir de aquí el tramo más bonito de la travesía, que concluiría en la cima de Espina (1112 m). Panorámica espectacular de la desembocadura del Ebro, el Delta y los pueblos de los Alrededores. Al sur el Caro con sus antenas. El único problema es que no me puedo mantener en pie del aire que hace, por tanto prosigo sin pausa (no antes sin grabar un video que sea testimonio del viento infernal que soplaba).

Más adelante cogería el PR que se adentraría hacia el Oeste, bajando por un canal y luego por una pista unos 3 o 4 kilometros. Puesto que la finalidad de la salida era coger fondo, me limito a seguir por la pista, y pasadas las 3 horas y media, retomar el camino por donde había llegado hasta mi ubicación actual. Me noto fuerte y con mucha energía, el entrenamiento va por buen camino. La vuelta parece fácil, pero como siempre, en la montaña no hay nada fácil. Me pierdo un par de veces sin localizar las marcas del GR, sufro enormemente para salir de el atasco en el cual estoy metido. El bosque se cierra y estoy rodeado de precipicios, tendré que volver para atrás. He perdido más de media hora pero por fin he encontrado el camino, MENOS MAL. El aire no cesa y estoy cogiendo frio, con lo que cuanto más rápido mejor. Voy entre caminando rápido, y corriendo, con lo que accedo rápido a la Ermita de Sant Roc, al final unas 7 horas.

Les gúbies de Parrissal y les Moletes d’Arany (1.232 metros) en el Matarranya.


1. Fisiografía
La ruta transcurre en un entretenido y bonito camino que nos adentra sobre el cauce del río Matarranya y por las agrestes agujas de las Moletes de Arrany, en el interior del Massis del Port. Según el IGN el vértice de este pico está catalogado con el nombre de Aran, aunque todo el mundo lo conoce como Arany, dando nombre a la zona de alrededor (Moletes d'Arany). Los Puertos de Beceite o Ports de Beseit, es una sierra situada en la zona limítrofe entre las provincias de Tarragona, Castellón y Teruel. La zona visitada pertenece a la provincia de Teruel.


Singularidad en la cultura y un entorno natural único definen este territorio, donde la influencia del Mediterráneo le confiere rasgos peculiares tanto como región catalano parlante como por la presencia de unas serranías agrestes con grandes valores paisajísticos, botánicos y faunísticos. Las montañas de los Puertos de Beceite acogen a la cabra montesa y surcan sus cielos multitud de aves rapaces, lo que les valió ser declarados, en porte, Reserva Nacional de Caza y Área de Importancia para las Aves. La alta calidad de este ecosistema ha hecho posible la presencia excepcional de la nutria en el curso alto del Matarranya río que da nombre a la comarca, donde a través de senderos señalizados se puede disfrutar de excursiones naturalistas bordeando angostos cañones y descubriendo una vegetación, rica en especies entre erguidos riscos y arroyos vivaces.



2. Acceso
Se llega a la población de Beceite, bajando por la N-240 desde Tarragona. A la salida de Beceite, después de bajar por una cuesta asfaltada a mano izquierda, nos encontramos con el acueducto del Barranc dels Predicadors de la época árabe. Esta obra, tuvo y tiene una importante función, ya que todavía suministra agua a la zona de regadío de la población, y antiguamente se usó para el funcionamiento de varias serrerías, y para la producción de energía eléctrica con la que se abasteció durante años a toda la población. Siguiendo el recorrido, a mano derecha aparece la piscina natural “L’Assut”, a la que la gente de Beceite acude en verano para tomar un refrescante baño. Más adelante, tras subir por una cuesta asfaltada tenemos dos posibles visitas. Siguiendo unos metros más adelante, a mano izquierda nos encontramos con la señalización del GR-8 Beceite-Villel. Desde este punto parte una senda que nos acercará hasta el paraje de la Belenguera, situado en la parte alta del Pla de la Mina, donde terminará nuestra excursión en coche; este GR8 enlaza con el GR7 catalán, Andorra-Fredes.



3. Ascensión

  • Lugar de salida: Pla de la Mina, Beceite (El Matarranya).
  • Cumbre: Arrany (1.232 metros).
  • Desnivel teórico: 650 metros aprox.
  • Desnivel acumulado: 950 metros aprox.
  • Distancia total: 14,5 km.
  • Tiempo real: 6 h 30’ (con descansos, paradas técnicas y reportaje fotográfico incluidos).
  • Integrantes del grupo: Oriol Martorell (26 años) y Manuel Morales (28 años).
  • Itinerario: Pla de la Mina - Collado de la Balanguera - Pico de Arany – Confluencia Gr8 – Pla de la Mina - El Parrisal - Pla de la Mina.


Estacionamos el coche en una casa derruida que hay justo antes donde están haciendo obras junto al río, cosa que nos impide seguir progresando con el coche. Estiramos un poquito y preparamos las mochilas para la excursión. Desde aquí continuamos con la pista que nos lleva al Parrissal donde llegaremos al Mas de Lluvia, antiguo merendero que hoy en día se encuentra cerrado al público, situado al pie de la impresionante faixa de Algaret. En esta zona el río Matarranya ha formado unas piscinas naturales al pasar de los años en la piedra tosca. La tosca es un tipo de piedra compuesta de carbonato cálcico de poco peso, tradicionalmente utilizada en las construcciones realizadas en Beceite. Llegaremos a unos pequeños túneles, en uno de ellos, a mano izquierda en la otra orilla del río, veremos una pequeña explanada y unas rejas en la pared de la montaña. Aquí se encuentran las pinturas rupestres de la Fenellasa, pertenecientes al arte esquemático levantino. En un principio, Uri y yo pensábamos que se encontraba algún tipo de animal dentro de la ella, pero luego pudimos ver un panel informativo al respecto. Destacan tres figuras humanas asociadas a équidos y dos cuadrúpedos de color rojo. Desde aquí, nos encontramos a mano derecha con los Ullals de la Fenellasa (ullals = afloramientos espontáneos de agua, no siempre permanente, que responde al complejo sistema hídrico interno de las zonas calizas.


Cuando los acuíferos alcanzan cierto nivel, salen al exterior a través de grietas y fisuras); y con la Cova de la Dona a la que decidimos subir.


Finalmente llegamos ya al área recreativa del Pla de la Mina, donde pueden observarse las antiguas instalaciones que se utilizaban para el transporte del carbón de las minas que antiguamente funcionaban. Desde aquí surgen varias opciones que nos hacen pensar: la primera tomar el curso del río hasta su nacimiento y subir por el pas del romeret hasta las Moletes d’Arany; y la segunda, subir por el PR hasta las Moletes d’Arany y Bajar por el Pas del Romeret haciendo el recorrido un poco más extenso. Al final nos quedamos con la segunda opción, ya que nuestro deseo era disfrutar de un buen baño en las gúbies, y de esta forma desde allí quedara poco camino que trazar hasta el vehículo. En la zona del Pla de la Mina, por su prontitud horaria conseguimos ver una cabra montesa como bajaba al río a beber agua. Aquella imagen quedaría en nuestras retinas durante un buen rato.


Justo al final de la pista de acceso al Parrissal donde la carretera empieza a ensancharse y convertirse en parking, sale a la izquierda un sendero marcado como PR-TE-153 (675 m).

El camino empieza subir con fuerte pendiente por el lado izquierdo de un pequeño barranco, al llegar a una gran piedra giraremos a la derecha hasta sobrepasar la arista donde podremos empezar a contemplar la grandiosidad del Parrissal, desde aquí seguiremos en continua pendiente hasta llegar al Collado de la Balanguera. Un poco antes, y dado que en un principio la excursión iba a ser algo “light”, decidimos ascender a un pico que se encuentra a la izquierda por camino poco definido. Esto supone unos 200 metros de desnivel extra, y el inconveniente de encontrar el PR al deshacer el camino por una fuerte pendiente.


Al final bajamos por una pedrera muy descompuesta, y un par de canales evidentes que no muestran especial dificultad. Por suerte finalmente topamos nuevamente con el PR de subida. Esta primera parte concluye al alcanzar el Collado de Balanguera.


Desde aquí seguiremos las señales del PR hacia les Moletes de Arany, pasaremos junto una gran encima y seguiremos subiendo por el interior de un bosquecillo hasta llegar a un collado donde las vistas del Parrissal son excepcionales, desde aquí podemos subir a la Roca Morena que es un saliente de roca que se encuentra a nuestra derecha desde el cual las vistas son más impresionantes si cabe. Desde este punto, es obligatorio gozar de la panorámica de la garganta trazada en la roca por el río Matarranya, con sus agrestes cimas de los alrededores.


Después, Volviendo al camino, seguimos por la evidente senda bordeando el pico de Arany, hasta llegar a un pequeño precipicio sobre el barranco que proviene de les Moletes de Arany, nos desviamos del camino a la derecha y siguiendo los hitos ascenderemos hasta el mismo vértice del Arany.




Desde el Pico de Arany volvemos a la senda y continuamos hacia nuestra derecha, a unos pocos metros, un arco de roca nos asoma de nuevo al Matarranya. Aquí nos detenemos un rato, para hacer el funambulista por esta obra de arte de la naturaleza.


Seguimos nuestro camino ascendiendo ligeramente unas veces más cerca que otras del desfiladero hasta encontrarnos con el GR-8. Como nuestra idea inicial era bajar por el Pas del Romeret, nos damos cuenta que nos hemos pasado de la zona donde deberíamos haber cogido la bifurcación hacia este. Después de un rato buscando el camino, y no lograr localizarlo, decidimos descender por el mismo camino y no arriesgarse a llegar demasiado tarde a las gubies. El descenso es muy rápido y cómodo, sin correr pero a un ritmo muy vivo. En menos de una hora ya estamos de nuevo abajo en el Pla de La Mina.


En dirección a las gubies, seguimos andando por el borde del río pasando por un montón de pasarelas y por troncos que nos facilitan el vadeo sobre el río, en ocasiones con la ayuda de un cable como pasamanos para evitar la caída. La presencia de remansos y pozas es abundante y pese a la prohibición de bañarse, mucha gente (yo incluido) no puede luchar contra esta tentación y acaba pegándose un remojón en el río. Una vez el sendero empieza a subir por el margen derecho del río (nuestra izquierda según subimos), el agua de este empieza a desaparecer. En este punto, empieza la jornada FREAK. Por lo leído en relatos de compañeros en la web, se aconsejaba llevar algún tipo de hinchable para conseguir transportar las mochilas sin que estas se mojaran. Para ello compramos una alucinante barca del PIOLIN que debería ayudarnos a tal fin. Nuestra decepción fue que al no encontrar agua, hizo que nos situáramos en el primer lugar en que se acumulaba más agua de la zona para pegarnos un remojón. Y efectivamente, sacamos nuestro hinchable, ante la perplejidad de la gente y nos remojamos un poco haciendo el cabra. No tenemos perdón, SOMOS UNOS FRIKIES. El agua está helada, y conseguimos estar poco rato de forma continuada en el agua. Eso sí, relajante es un rato.


Ya solo quedaba volver hasta el coche, y tomar un baño en la piscina natural de L’Assut donde nos relajaríamos antes de encontrar un sitio para comer. De esta forma, nos lavaríamos un poco de toda la porquería acumulada de la jornada deportiva, que no es poca.



El sitio es alucinante, digno de visitar amigos.


4. Observaciones
El sendero no está demasiado bien marcado, muchas veces hay que hacer caso de los hitos y no despistarse por la cantidad de intersecciones con otros senderos que existe. Hablo por experiencia personal, pero el pas del romeret es difícil de localizar. Creo que en nuestra visita, nos quedamos más abajo de lo que realmente eran las gubies, aproximadamente donde el agua dejaba de fluir por la superficie. Aún así, tampoco pudimos localizarlo desde su vertiente superior.

Únicamente puede cogerse agua en condiciones en la Font de les Bassetes, casi al final del sendero, así que es muy recomendable cargar agua en la mochila. Aún así, uno puede arriesgarse en caso de urgencia y coger agua del río (yo lo hice y aún estoy vivo).


Manuel Morales Martínez
Peón montañero.

Resto de fotografias en: http://picasaweb.google.com/perdidosenelmonte/LesGBiesDeParrissalYLesMoletesDArany1232MetrosEnElMatarranya#